martes, 6 de marzo de 2007

¿QUIEN METIO AL TIPO? 4/7

Capitulo IV
(exclusivo versión Blog)
Vea y Merce

Aunque las chicas habían abierto una ventana y se encaramaban al marco para fumar, el olor áspero del tabaco flotó hasta el improvisado despacho de Ida. Al percibir el desgraciadamente conocido aroma, la mujer, que esperaba a Vea, no pudo evitar reflexionar sobre la marcada tendencia autodestructiva de la generación de las chicas. Le sorprendía esa voluntad de lucha del ser contra sí mismo, aunque sobre todo, la anciana se maravillaba tenebrosamente de la habilidad con que la generación anterior, aquella que se encontraba entre la suya propia y la de sus nietas, inducía a estás últimas a maltratarse así. Claro que con todos esos medios de comunicación a su alcance, manipular la mente de los chicos era cosa sencilla, y ahora con Internet; pero…La puerta entreabierta del cuarto casi se sale de sus goznes por el ímpetu con el que la menuda chica ingresó, sacando a Ida de sus meditaciones, y por poco de este mundo mortal, tal fue el susto que le produjo aquel ingreso triunfal.

La actitud de Vea era chabacana y portaba una sonrisa de oreja a oreja. El asunto del hombre no parecía afectarla tanto, aunque si se le notaba una aguda molestia provocada por la imposibilidad de limpiar al fondo el departamento para evitar así, borrar alguna pista. La misma Nona compartía esa inquietud, de modo que antes de ir al meollo del asunto, se consolaron mutuamente por no poder librarse al éxtasis que les producía manipular la escoba, el lampazo, el repasador y el detergente. Después de este momento de relax, cuando las dos mujeres se sentaron frente a frente y sus miradas se encontraron, el ambiente vibró, cargado de furiosas partículas eléctricas. El exterior de ambas era suave y terso como una almohada mullida, pero el aire de mando que despegaba como un jet de sus ojos, era formidable, avasallador, y chocaba. De cualquier manera, la charla se desarrolló en la más fina armonía y con diplomacia digna de la Reina Madre.

- No se – comenzó diciendo Vea sin que le preguntaran -, alguna de las chicas metió un chico, ya esta. Yo no fui, pero la verdad, tampoco tengo idea de quién puede haber sido. Ja, ja, ja, ja, por la cantidad de botellas que se han despachado, seguramente la pasaron muy bien –. Hablaba a los gritos y gesticulaba con las manos. Ida se dio cuenta que aquella interlocutora sería complicada. Sin duda se trataba de una de esas personas capaces de ocultar sus pensamientos a los interrogadores más preparados. La anciana desvió el rumbo de la charla.

- ¿Eres de dormir muy profundamente? – Cuestionó.

- Sinceramente, duermo como un tronco, no me despierto con nada. Y menos anoche, con todo el vino y el fernet que habíamos tomado. Dormí toda la noche como una beba, sin escuchar nada de nada -. A Ida le pareció que las ojeras de su interlocutora la traicionaban, pero optó por seguir preguntando.

-Aja. De modo que no tienes la menor idea de quién puede haber metido un hombre-.

- La verdad, no. Seguro que no fue Laura, por que ella estaba cuidando a la Fede. Además, de haber sido ella, me lo hubiera contado apenas se despertó. Es mi hermana del alma. Bah, en realidad, todas las que están acá son mis hermanas, pero Laura, además es mi hermana de sangre. Del resto de las chicas, puede haber sido cualquiera, todas tenían sus curritos cerca, ja, ja -. La risotada estremeció la lámpara que colgaba del techo. La Nona volvió a preguntar.

- Dices que tomaron mucho. ¿Se acabaron completamente el fernet antes de ir a acostarse?

- ¿Que si lo tomamos todo? ¡Claro! Si nos acostamos re contra mareadas. Creo que si hubiera quedado algo de fernet en la botella, hubiéramos seguido charlando y muriéndonos de risa un rato más. Seguro que nos lo tomamos hasta la última gota. No quedaron ni los hielos-. La chica sonrió cómplice.

- Está bien. ¿Y la fruta? ¿Ese fue el postre? – Inquirió la Nona distraídamente.

- Definitivamente no. De eso estoy segura, no teníamos una sola fruta en todo el departamento. Además, yo no me podría haber ido a acostar viendo todas esas cáscaras y restos desparramados. Que asco.

- Lógico-. Exclamó Ida maquinalmente. – Si eres tan amable, has pasar a Mercedes por favor-, prosiguió.

- ¡Merce! ¡Vení! – Gritó Vea a todo pulmón, y mientras los vidrios de todo el departamento luchaban por no reventar a causa de las furiosas vibraciones acústicas, dejó el cuarto. Mientras llamaba a Mercedes, seguramente guiada por su instinto, Vea recogió del suelo un bollo de papel, único desperdicio que había quedado en el suelo además de los restos de fruta. Al ver el desperdicio, Vea pareció transformarse, e inmediatamente comenzó a retar iracundamente a sus amigas por tirar basura, pero cuando estaba tirándolo en el tacho, leyó en del dorso del panfleto que se trataba de un ticket que acreditaba a su portador para realizar una travesía a pie por la montaña. Entonces se suavizó de golpe y olvidando su furia, irrumpió en un ataque de risa. Solo imaginarse a alguna de sus amigas escalando la montaña calzada con raquetas en los pies, le resultaba comiquísimo y por supuesto, disipaba su enojo. La joven, como una tormenta de verano, era capaz de irrumpir en incontenible furia en cuestión de segundos, para mutar en un copo de algodón perfumado inmediatamente después.

Mercedes entró rápidamente. Era imposible dejar de notar que todo ese asunto del misterio la emocionaba hasta el éxtasis. La Nona tuvo certeza de que si ella no hubiera llegado, sería Mercedes quién hubiera tomado las riendas de la investigación. La chica se sentó solemnemente, y sonriendo una sonrisa a lo Da Vinci, mezcla de nervios y sinceridad, esperó que se la interrogue. Cuando la anciana la alentó a que contara los hechos a su manera, pareció un poco desalentada. Seguro esperaba preguntas punzantes y concisas. Pensó muy bien antes de comenzar.

- El tema es así Nona. Habíamos convenido que nada de chicos. Anoche nos fuimos todas a acostar, y cuando nos levantamos hoy, había signos claros de que había entrado un hombre. Usted los vio: Las huellas en la entrada y bajo la ventana, la botella de champagne, las frutas y algunas otras pistas que las demás no han advertido. Si usted se fija, en el equipo de música amaneció un compact disk diferente al que nosotras habíamos escuchado durante la noche. No estaba el de los boleros, sino uno de Arbol, que es una banda de rock nacional. Muy buena por cierto. Y no solo eso, sino que además, hoy al amanecer, el cenicero estaba lleno de colillas, cuando, como le contamos a usted más temprano, lo habíamos vaciado y lavado antes de irnos a la cama. En cuanto a la forma en que trajeron al chico, no hay duda, lo invitaron con un mensaje de texto desde el celular.

- Excelentes apreciaciones, nena-. La alentó Ida. – También las cortinas de la ventana, me dijeron que ustedes las habían cerrado, pero esta mañana se encontraban descorridas. – Agregó la anciana.

- Ah. Si, si, las cortinas. Pero no estoy segura de eso. De noche es probable que no nos hayamos percatado de cerrarlas. Como afuera estaba tan oscuro. No se, la verdad, eso es bastante difuso.

- Aja. ¿Y tienes alguna teoría con que ilustrarme?

- Bien. Todavía no formulo una hipótesis firme, aunque si tengo sospechas bastante fundadas. Le explico. Comencé por descarte. Laura y Milagros, no creo que hayan sido, por que en sus respectivos estados no es tan probable que se tentaran con el alcohol. Milagros tendría que ser descartada de plano por que no puede tomar prácticamente nada. Por otro lado, Gisela durmió en la misma cama que yo, y no sentí que se levantara en toda la noche -. Se detuvo pensativa, pero cuando la anciana abrió la boca para hacer una pregunta, prosiguió rauda.

- Eso nos deja a Vea y a mi como principales sospechosas -. La Nona sonrió internamente; sabía de antemano que esa chica tan aguda, a diferencia de otras, se haría cargo de que ella también era sospechosa. Mercedes retomó.

– Podría haber sido yo perfectamente, me gusta el champagne, me gusta Arbol, fumo y tengo un amigo, como todas las demás, parando acá en el Centro. Pero no puedo haber sido yo, ¿sabe por que? El chico con el que estoy saliendo...- Pausa-. Bueno, saliendo es una forma de decir. No se si se le puede decir saliendo, sería más bien...no. No se. El tema es que este chico, Miguel, es montañista, muy deportista, y su forma de ver el mundo es, ¿Cómo podría explicarle? Algo marxista. No creo que haya tomado champagne jamás, de modo que nunca podría haber traído un champagne. Un vino, un tetra tal vez, cerveza seguramente, pero jamás un champagne. Por que esa bebida la trajeron durante la noche, eso es un hecho. Nosotras no habíamos comprado más que vino y fernet, como le ya le habrán apuntado mis amigas, supongo. Además, y dejé que le diga que esto casi permite descartarme de plano como sospechosa, Miguel no tiene celular, de modo que yo no tenía ninguna forma de comunicarme con él.

La Nona escuchaba con atención. – Entonces, a tu criterio fue Vea -. Dijo.

- Como le digo, Ida. Es una hipótesis solamente y le falta madurar. A primera vista, me da esa sensación, pero preferiría no acusar a nadie hasta haber meditado completamente el asunto, usted comprenderá.

- Claro, hijita, claro. Ven, salgamos un poco para refrescar las neuronas.



Proximamente, capitulo cinco: "Los hombres".

5 comentarios:

Extramuros dijo...

Desafortunadamente, para no cortar todo a la mitad, van a tener que ir saliendo los capitulos uno atrás de otro como trompada de negro. ¿Que le vamos a hacer?

Merce dijo...

Buenisimooooo... yo feliz de q asi sea porque no aguanto las ganas de leer hasta el final... bah, de leer hasta el 6to y dar mi veredictoooo jejejej.
Excelente personificacion! Pura ficción!!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Chicas: sonrían y tengan mucho cuidado... ¡las están filmando!

Anónimo dijo...

Dale Extramuros, largá todo!!! Así queda tiempo para el debate, digo... antes de que te embarques en eso que no sabemos si saldrás con vida.

pd: Un besito para todas las REINAS de este Blog.

Merce dijo...

Guer quien p... sos!!!???
Igual, agradezco el beso... en la frente?