martes, 13 de febrero de 2007

CARA OCULTA (con perdón de Stevenson)

En algún lado la cordillera masticaba al sol, los últimos pájaros abandonaban el cielo, el tráfico arreciaba y él comenzaba a sentirse diferente. Era una sensación extraña, en la que su corazón pisaba el acelerador, su mente tiraba la cadena para marear a las neuronas, sus sentidos se aterciopelaban, sus músculos se tensaban y su hígado, previsor, ajustaba las correas de cuero de su armadura. Era una sensación extraña que él ya había sentido muchas otras veces, tantas como segundos viernes de mes había vivido desde hacía ya varios años. El cambio comenzaba junto con el encendido automático de las luces artificiales de la calle, y aunque él creía saber lo que ocurría al final de la mutación, estaba muy equivocado. No podía saber lo que pasaría, simplemente por que desde hacía ya varios años, ninguna noche de segundo viernes del mes había sido él mismo.

Apagó la computadora casi violentamente, dejó los libros desparramados sobre el escritorio, e hizo el frenético viaje a su casa maquinalmente, como un autómata. Después de una vertiginosa ducha en la que no pudo escuchar el sonido del agua que era literalmente devorado por la música que exigía los parlantes al máximo, se calzó el uniforme de viernes. Cuando se hubo atado el cordón de la zapatilla izquierda, la metamorfosis había culminado, y una sonrisa a la vez burlona y tenebrosa, tenía el monopolio de sus facciones. No tardaron en llegar sus amigos, las otras víctimas de aquella extraña patología de segundo viernes por la noche, y salieron.

El dulce ronroneo del tránsito, las caricias de neón en su piel, los guiños de las estrellas que asomaban difusas detrás del techo de luz artificial y el etílico aroma de la noche, lo embriagaron aún antes que los litros de Beffeater con tónica que ingirió después. En su interior, la lucha amainaba. Era la misma batalla sangrienta, formidable, épica, que tenía lugar en su mente casi todos los días, con resultados diversos. Pero el entorno de segundo viernes por la noche ponía en manos de la facción oscura de neuronas armas demasiado terribles, de modo que en esa fecha, el vencedor era siempre el mismo. Una vez más, la hueste victoriosa, sin molestarse en quemar ni sepultar a los caídos, se entregó de lleno a la orgía del saqueo, generando toneladas de adrenalina y de endorfina, y extasiándose hasta reventar con los alcohólicos caldos que escapaban, refugiados en la sangre, del hígado colapsado.

Entonces, el títere, la marioneta, el esclavo lobotomisado que es el cuerpo, respondió, o más bien se entregó, a los eufóricos mandos internos, que en ese momento, y de acuerdo a la anarquía perfecta que reinaba en su mente, eran abstractos, caprichosos y obedecían a la más lúcida de las incoherencias. La última gota de resistencia conciente acababa de caer, sofocada por un alud de decibeles que, liberados por un desaforado parlante, ingresaron por el oído pisoteando todo a su paso, como un acústico Othar. El se estremeció, miró todo con ojos que no veían, y se lanzó enajenado a la noche.

Lo que pasó de ahí en adelante, sinceramente, no lo recuerdo. Habría que preguntarle al Lona si tiene alguna idea, o al Juampi, no se.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

INDRODUCCION

Hace aproximadamente dos mil quinientos años, Confucio fumaba en pipa, y cuando no estaba cuidando sus bigotes estilo sauce llorón, se preguntaba si un árbol que caía en soledad, sin que nadie lo escuchara, hacía ruido. Hasta ahora, nadie a podido responder a la complicada pregunta del filósofo, simplemente por que nadie ha estado no estando cuando se ha caído un árbol. Aclararemos desde ya, que dejar algún aparato grabando sonidos, y quedarse en el lugar, son cosas que el previsor pensador, consideraba como análogas.
Pero ahora, con waktana desierto, tenemos la posibilidad de evacuar, justamente por analogía, el milenario interrogante. ¿Si uno escribe algo y nadie lo lee, realmente lo escribió? Si, dirán algunos, por que uno mismo lee lo que ha escrito, dándole así, ser, sustancia y existencia. Y esos algunos, a mi criterio, tendrán razón. Pero como no se me ocurre otra introducción más inteligente para este artículo, y siempre teniendo en consideración que nadie más que yo va a leerlo, dejo planteada la cuestión.
Leí por ahí algo sobre caras ocultas. Todos menos el Diego Solana y tal vez el Felipe Pina, tienen su cara oculta, aunque, y siempre siguiendo esta deóntica línea de pensamiento que hemos tomado desde el principio, no tendríamos que hablar de cara oculta, sino de cara oscura, diferente, o quizá, minoritaria, toda vez que, desde que esa cara diferente, oscura, o minoritaria, se muestra en alguna secreta oportunidad a otros, o al menos a uno mismo, pierde su condición de oculta. De cualquier manera, y sobre todo por que ya me estoy mareando yo mismo, cosa que no me resulta para nada difícil por que aún me queda alcohol en vena del casamiento del sábado, termino este prólogo y me derivo a mí mismo, que soy el único que estoy leyendo y por tanto dándole sustancia a esto, al artículo que a continuación se expone.

Anónimo dijo...

Pero cada vez mejor Extramuros!!! Realmente me caso con un erudito de la pluma!

Anónimo dijo...

Todo depende de para qué y porqué lo haces (escribir). Si sabes eso, tienes tu respuesta.
Por mi parte, leyendo esta intro concluyo que escribes para que te lean y no creo que al leerte a tí mismo te complazca al efecto de lo que te preguntas.
Creo que necesitas que te lean para comprender que has escrito. Bueno, es (o será) tu caso.
Pero quiero decirte, para confortarte o lo contrario (ya no lo sé después de conocer tus metamorfosis...ja, ja...) que a tu pregunta se la han hecho todos los "comunicadores" del planeta. La cosa del "feed back" como dirían los gringos.
De todas maneras, con la literatura es fácil de corroborar; ya ves, aqui (una publicación "blog") se pueden dejar comentarios; de la forma tradicional, puedes calcularlo por el nivel de ventas de tu libro, etc.
No, disculpame. En el último ejemplo le erré: en tal caso lo único que corroborarías es que la gente compró tu libro, no que te leyó.
Entonces, si tu necesidad (o una especie de) pasa por saber si eres leído, o qué opinan los demás de tus publicaciones... estás en un buen lugar.
Tal vez seas una especie de escritor para internet. No lo digo peyorativamente. No dudo que está cercano el día en que todo sea, se conozca y se vea por este medio.
Lamentablemente.
Saludos. Y si te importa mi opinión, escribes muy bien, tienes el estilo que está de moda, y reflejas ser alguien muy culto.
Ya se lo dije a alguien que suele andar por aqui: eres el típico escritor que ganaría cualquier concurso.
Aprovecha la moda, las tendencias cambian y además de talento (que te sobra) necesitarías una extraordinaria dosis de versatilidad (puede que la tengas) para adecuar el estilo que tienes, al que se imponga en el futuro.

Anónimo dijo...

Que lindos comentarios...ahora no se que escribir.....

Merce dijo...

escribir has escrito pero... lo importante de una escritura, mas que letras acomodadas elegantemente, es el contenido, el significado y éste, creo, es como el ruido de un arbol al caer, necesita espectadores.
Besos