viernes, 2 de mayo de 2008

EL DESAFIO -Parte tres-

Pese a ser angelical, curvilínea, perfecta, la imagen que le devolvía el espejo no la conformaba. De hecho, la tenía harta. - No se cómo lo soportará Thor, pero a mi me gustaría notar algún cambio en mi persona de vez en cuando – pensó la imperecedera princesa al tiempo que arreglaba su exuberante melena azabache. Sin necesidad de cambiarse, se probó distintos atuendos, volviendo, como siempre desde que estaba con la Liga de la Justicia, al clásico conjunto azul y colorado. Se obligó a alejarse del espejo, debía olvidarse de su aspecto por un momento, ya que tenía cosas mucho más importantes en que pensar. Superman la había elegido como uno de los cuatro héroes que participarían en el torneo Interheroes y ella no sabía que hacer. El torneo la tentaba, la tentaba mucho y no sólo por el desafío que significaba luchar contra otros seres tan poderosos, sino también por un motivo mucho más personal: Uno de los posibles integrantes del equipo de la Marvel se le hacía sumamente interesante. Pero por otro lado, estaba el hecho de que, al no estar Superman, ella volvería a ser la líder de la Liga de la Justicia, asunto este que no dejaba de tener su encanto. Ella era una princesa, desde que nació se le inculcó el don de mando, pero cuando, luego de engañar a su madre, logró ser designada para ayudar al resto del mundo en su guerra contra los boches, salió de la Isla Paraíso sin haber reinado jamás. Sabía que ahora era tarde para volver a reclamar su derecho al trono y, además, el gobierno de la Isla era una cosa de niños comparado con el control de una agrupación intergaláctica como lo era la Liga de la Justicia. Todavía se extasiaba recordando su tiempo al frente, cuando Superman se dio por muerto… cuanta responsabilidad, ¡Cuánto poder! Y ahora tenía al alcance de sus manos una nueva temporada de reinado. Pero no tenía idea del tiempo que podría durar el torneo. ¿Y si terminaba en un par de días? Se hubiera perdido el desafío tan sólo por dos penosos días como jefa interina… ¡Malditas decisiones! A veces pensaba que lo peor que había hecho en su vida fue unirse a la Liga de la Justicia. ¿Por qué no permaneció sola? En realidad, la Liga no estaba mal, lo que la desesperaba eran todas esas reglas y jerarquías que el resto de los héroes, con alguna que otra honrosa salvedad, acataban como seres lobotomisados. ¿Por qué tenía que liderar el cándido de Superman, cuando era un secreto a voces que ella era tan poderosa como él? Además, el era sólo un extraterrestre refugiado en la tierra por falta de planeta, y ella una semidiosa. ¿Es que no se daban cuenta los demás de la diferencia de estirpe? Sacudió la cabeza violentamente, otra vez se había ido del tema. Superman la había llamado para ultimar la estrategia que usaría su equipo el domingo y tenía que decidirse inmediatamente.
Dos minutos de reflexión y ya había tomado una decisión. Aunque posiblemente, no fuera su mente, sino su cuerpo quién tuvo la última palabra. Iría al torneo. La chance de ser líder no le tentaba tanto como la posibilidad de estar a solas, aunque sea en combate, con aquel miembro de la Marvel. Su vida, su pertenencia a la Liga y la diferencia de sus enemigos siempre la habían alejado de los héroes de la otra facción, pero el torneo le daría la posibilidad y la excusa para compartir un mismo espacio físico. Quizá tendrían la oportunidad de mantener un diálogo extenso. Sintió que su cuerpo comenzaba a tensarse y sus hormonas se alborotaban, cuando pensó que hasta podría sentir su cuerpo contra el suyo, su corazón agitándose contra su pecho, su aliento en su rostro. Que ser tan perfecto, poderoso y al mismo tiempo tan dulce… ¡Como lo deseaba! Desde que se enteró de su problema, tuvo certeza de que ella, Diana, era la indicada para estar a su lado, que ella, una semidiosa, perennemente joven no resultaría afectada por su maldición y que era la única capaz de darle amor. Si, estaba decidido, iría al torneo y… ¡Pobre de Reed Richards si no llevaba a la deliciosa Titania!


La repercusión que tuvo su editorial le sorprendió. No era que él no tuviera alta su estima, al contrario, se creía un periodista más que capacitado, por lo menos, el mejor de su Provincia. Pero jamás creyó que aquella nota sobre el Desafío Interheroes fuera a recorrer el mundo, apareciendo en cientos de diarios y en otras tantas páginas de internet, traducida a varios idiomas. Después de todo, la nota no era tan buena y él escribía en un periódico mediocre de un país tercermundista. Todo fue una cuestión de suerte, por lo visto, la nota le había agradado al sujeto indicado - fuera quién fuera y estuviera donde estuviera -, en el momento indicado. Tenía que reconocer que esto de la globalización, que tantas veces había criticado, culpándolo de ser una de las más poderosas armas imperialistas del país del norte, tenía sus ventajas. Carlos había publicado su artículo un día lunes y ya el miércoles, su agenda estaba llena de citas en programas de radio y televisión, conferencias internacionales y hasta fue invitado para almorzar el viernes con esa reliquia de la televisión, la Señora de los almuerzos. Su repentino éxito sobrepasaba sus sueños más descabellados, aunque la velocidad con que se fueron dando las cosas, no le dejó un segundo para paladear su súbita fama, así que muy entrada la noche y ya en su pequeño departamento del centro, decidió sentarse a disfrutar un poco de ser una celebridad. Se desprendió la camisa y, despanzurrándose en el sillón, whisky y cigarrillo en mano, encendió la televisión. No lo sorprendió que, con sólo apretar dos veces el botón de los canales de su control remoto, se topara con algo relacionado con su artículo. En la edición nocturna de un noticiero capitalino estaban repitiendo por enésima vez un extracto de su nota. Bebió extasiado el primer sorbo de su whisky nacional mientras oía un informe que ya conocía de memoria:
- En el día de ayer transcendieron los nombres de los doce superhéroes que se enfrentarán en el Desafío Interheroes – la forma en la que aquel locutor leía su editorial, hacía que Carlos tuviera la extraña sensación de estar oyendo esas palabras por primera vez -. El análisis de la lista de los doce, escribe Carlos Vuelabajo, - agregó la entrenada voz y Carlos se respingó en su asiento al oír su nombre de boca de ese famoso periodista porteño -, se presta para la reflexión en muchos aspectos. Es alarmante, por ejemplo, el hecho de que, de los doce que representan a los sujetos más poderosos de la tierra, sólo un cincuenta por ciento de ellos sean humanos propiamente dichos. ¿Significa esto que los destinos del planeta tierra, su defensa y subsistencia tienen que depender de extranjeros, de huéspedes alienígenas? Porque, en efecto, tres de los cuatro representantes de oriente son extraterrestres: Goku y Vegeta, ambos oriundos del desaparecido planeta Vegeta y el líder, el Señor Piccoro Dai Maku, nacido en el también extinto Namek. Porque si, mis amigos, este extraño personaje verde, que se hace llamar Mayunia, no es otro que el temible Piccoro Dai Maku – o su hijo según fuentes con las que este reportero discrepa- , el mismo que estuvo a punto hacerse con el dominio de la tierra hace algunos años. El cuarto integrante de este equipo, Gohan, si bien es oriundo de nuestro planeta, tiene sangre mixta, siendo su madre terrícola y su padre el mencionado Goku. Los elegidos occidentales no se quedan atrás en esta manía extranjera, cuando el líder de los DC, Superman, nació en Kriptón – otro plantea que ha dejado de existir hace muchos años -. Por su parte, Hal Jordan, Linterna Verde, si bien es terrícola, recibió sus poderes – y según se dice, también órdenes -, de un organismo extraterrestre, mientras que La Mujer Maravilla ha sido engendrada en nuestro planeta, aunque no en la forma en que nosotros solemos tener a nuestros hijos, sino de un modo que poco tiene de humano, ya que comenzó a existir cuando una Diosa – Afrodita -, dio vida a una figura de arcilla forjada por la reina de las Amazonas. Sólo el equipo de la Marvel está integrado en su totalidad por humanos, mutantes, afectados por fenómenos químicos y/o rayos cósmicos, pero humanos al fin. Se impone entonces la pregunta: ¿Somos los humanos unos alfeñiques, insuficientes para defendernos por nosotros mismos? ¿Está el hombre destinado a ser siempre dependiente de seres más poderosos para seguir un camino recto? Este reportero siente una desagradable sensación cada vez que piensa que su destino pende de los designios de una mente desconocida e impredecible, como lo es la extraterrestre. ¿Quién sabe que misteriosas motivaciones llevan a estos poderosos alienígenas a luchar para defender nuestro agonizante planeta?
Pero no todo lo que se deduce de los seleccionados habla en contra de nuestra raza. Observen como la totalidad de los extraterrestres participantes son apátridas, huérfanos de planeta que se han acogido a la hospitalidad terrícola. Kripton, el planeta de Superman se destruyó por causas naturales hace muchos años, mientras que Namek y Vegeta fueron destruidos por otro alienígena, conocido como Freezer, quién fue asesinado posteriormente por el hijo de Vegeta, Trunks, niño este mitad humano, quién, pese a su poder, no fue elegido para integrar el equipo oriental. Quizá sea nuestra naturaleza sociable y hospitalaria la que lleva a estos seres a sacrificarse en nuestra defensa, aunque este reportero tiene serias dudas al respecto. Tal vez, al contrario, sea la presencia de estos alienígenas en nuestro planeta, la fuente principal de nuestros problemas. No se debe olvidar en este orden que muchos de los atentados a la tierra, como el Torneo de Cell, fueron ocasionados nada más y nada menos que por la estancia aquí de estos “sacrificados” extraterrestres. Pero el análisis profundo de las causas y consecuencias de la estadía de estos huéspedes en nuestro planeta, es una materia larga y escabrosa, cuyo abordaje atentaría contra la brevedad de este artículo, impidiéndome desarrollar otro tema que, por actual, se impone. Esto es, ni más ni menos, que el terrible gasto que significó para las naciones de la tierra la organización de este desafío. Como todos se imaginarán, el Desafío Interhéroes no es una pelea normal y corriente. Es lógico que no podría llevarse a cabo en el Luna Park o el Madison Square Garden, toda vez que los participantes no sólo vuelan o se desplazan a velocidades supersónicas, necesitando entonces un enorme espacio para desarrollar sus facultades por completo, sino que la magnitud de sus poderes es tal, que el mismo planeta tierra corre peligro de ser destruido si alguno de ellos falla en un golpe o una descarga de energía. Es que, claro, estamos hablando de seres capaces de destrozar planetas enteros fácilmente, y si no, recordemos los oscuros años en que nos vimos privados de nuestro único satélite natural, la luna, cuando fue literalmente barrida del cielo por el mentor de Goku, el retirado Maestro Roshi o Kame Sen'nin, como se le conoce en oriente. Por esta razón es que se decidió ambientar un planeta desierto para efectuar allí el desafío. Esto presentó dificultades desde el principio, momento en que se debió afectar a cientos de científicos, que podrían haber estado buscando la cura contra el cáncer, para encontrar un planeta cuya eventual desaparición no afectara el equilibrio gravitatorio del sistema solar y que, al mismo tiempo, cuente con las condiciones de gravedad, solidez y tamaño idóneas para realizar en él el desafío. Una vez que se hizo una lista de posibles cuerpos celestes, se procedió a la elección definitiva del mismo, teniendo en cuenta su cercanía con la tierra y las posibilidades de hacer respirable su atmósfera. Porque no debemos olvidar que no todos los competidores del desafío pueden viajar por el espacio por sus propios medios ni respirar otra cosa que nuestro conocido oxígeno. Como se imaginarán, esta empresa titánica, de dimensiones bíblicas, se tradujo en gastos siderales, superiores a la sumatoria del presupuesto anual de la mayoría de los países del globo. Ustedes se preguntarán cómo se llegó a recolectar una cantidad de dinero tal. La mecánica fue la siguiente: Todas y cada una de las naciones mundiales destinó parte de su presupuesto, para ser exactos, el 12% del mismo, a la empresa. En teoría, la recaudación del desafío será más que suficiente como para devolver este dinero, si tenemos en cuenta que más de 750 cadenas de televisión lo transmitirán en directo, pagando por esos derechos cifras astronómicas, del mismo modo que fuentes fidedignas hablan de la enorme erogación que hizo Microsoft para transmitirlo mundialmente por internet, al mismo tiempo que se espera una participación masiva del sector privado en materia de publicidad. Esto sin contar el impresionante merchandising, cosa que a nadie puede haber escapado: hasta el más despistado habrá notado como los comercios de todo el globo están ya inundados con cientos de miles de productos, que van desde muñecos de acción hasta automóviles, relacionados con este evento. Pero, por supuesto, el dinero destinado por las diferentes naciones resultó insuficiente, razón por la cual, varias empresas privadas participaron en los preparativos, destinando a ello cuantiosos recursos y montos descomunales de dinero. Entre ellas, tres destacan por lo monstruoso de su inversión y lo jugado de su participación, estás son: Corporación Cápsula, Industrias Stark y Empresas Díaz. En cuanto a la primera de ellas, la cual no sólo puso a disposición de la organización la mano de obra y las brillantes mentes de sus técnicos, sino además proveyó la totalidad de las naves que llevaran a obreros, personal civil y héroes al planeta en cuestión, el motivo de su inversión es entendible, cuando la hija del director y principal accionista y única heredera de la Corporación, la femme fatal Bulma, está casada con Vegeta, uno de los participantes del Desafío. Pero en lo que respecta a Empresas Díaz e Industrias Stark, este cronista se pregunta ¿Por qué una empresa polirubros, aunque orientada más al desarrollo arquitectónico y de transportes – casi la totalidad del transporte público de Ciudad Gótica y los impresionantes trenes que surcan sus cielos fueron construidas por ella – y otra que siempre se dedicó a la fabricación de armas arriesgan tanto capital, tiempo e insumos en un proyecto tan alocado? ¿Existe algo detrás de este curioso desafío que los mortales comunes y corrientes desconocemos? Esta pregunta aún no puede ser contestada, pero permítanme desconfiar cuando leo todos esos anuncios que dicen que ninguna empresa busca lucrar con este Desafío y que, una vez restituidos las inversiones a las naciones y empresas participantes – exclusivamente lo invertido y sus intereses, ni un centavo más-, la recaudación restante se donará a la UNICEF para combatir la mortandad infantil en los países tercer mundistas. A decir verdad, este Desafío Interhéroes, resulta más bien un desafío a la inteligencia y este reportero, desde su humilde escritorio, no puede más que preguntarle a los gobiernos del mundo y a las grandes empresas multinacionales ¿Por qué no dedican sus esfuerzos a buscar la paz mundial o saciar la hambruna que acosa a nuestros semejantes de países no desarrollados, en vez mover cielo y tierra en un asunto tan banal como ver pegarse trompadas a un atojo de encapuchados y extraterrestres?
Dicho esto, el locutor negó dramáticamente con su cabeza, y comenzó una disertación propia, haciéndose eco de la opinión del reportero, al tiempo que Carlos apuraba lo que le quedaba de Whisky. Antes de que el locutor llegara a la parte más emotiva de su reflexión, Carlos apagó el televisor, recostando su cabeza en el sillón, mientras pensaba que en realidad, a él poco le interesaba la paz mundial ni el hambre en Africa, en tanto y en cuanto pudiera seguir cobrando lo que cobraba para repetir sus reproches y reflexiones detrás de cuanto micrófono se le pusiera enfrente.